Editorial

¿Nuevo feriado irrenunciable?

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La Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados aprobó el proyecto que amplía el carácter irrenunciable del feriado del 1 de mayo (Día del Trabajador) a todos los trabajadores dependientes del comercio, para incluir a los de establecimientos de entretenimiento. Esto es, clubes, restaurantes, cines, salas de teatro, discotecas, pubs, locales de juego, locales comerciales en los aeródromos civiles públicos y aeropuertos, y algunos más, todos los cuales están exceptuados de dicha irrenunciabilidad.

Cuesta no ver en ello un afán populista, unido a una escasa preocupación (o comprensión) por las consecuencias económicas de sumar nuevos feriados.

No es infrecuente que al acercarse fechas emblemáticas como festividades y elecciones -falta algo más de un mes para el 1 de mayo y hay municipales este año- surjan en el Congreso propuestas de decretar nuevos feriados o extender los existentes. Cuesta no ver en ello un afán populista (Chile ya es uno de los países con más feriados en América Latina), unido a una escasa preocupación o comprensión de las consecuencias económicas de esas medidas.

En este caso, sólo quedarían exentos el comercio de combustibles y las farmacias de turno. Lo cual, además del costo económico, paradojalmente termina limitando el derecho al esparcimiento, descanso y satisfacción de los propios trabajadores en su día libre, dado que esas opciones no abren sus puertas a causa del asueto. Por el lado de las empresas, las numerosas PYME del comercio son especialmente afectadas, pues enfrentan dificultades adicionales por el cierre de sus negocios en días de alta demanda.

Antes que propuestas de nuevos feriados o de exigir su irrenunciabilidad, si realmente el objetivo principal es facilitar el descanso de los trabajadores -y proteger sus derechos laborales-, una mejor alternativa sería volver a poner sobre la mesa ideas como reducir el número de días feriados a cambio de aumentar los días legales de vacaciones. Algo así generaría menor impacto económico y les daría más flexibilidad a las personas para decidir sobre sus períodos de descanso, y parece mucho más razonable que seguir recargando el calendario de feriados.

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